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Estas palabras alarmaron a la gente y a los magistrados; así que exigieron a Jasón y a los demás que depositasen una fianza para dejarlos en libertad.

Pablo y Silas en Berea

10 Al caer la noche, sin más dilación, los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas hacia Berea. Llegados allí, no tardaron en acudir a la sinagoga judía.

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